La Revolución Industrial transformó profundamente la sociedad europea del siglo XVIII y XIX, especialmente en Inglaterra donde se originó este proceso histórico fundamental. Este período marcó el paso de una economía agraria y artesanal a una dominada por la industria y la producción mecanizada.
Las Etapas de la Revolución Industrial se caracterizaron por importantes avances tecnológicos y cambios sociales. La Primera Revolución Industrial (1760-1840) se distinguió por la invención de la máquina de vapor, el desarrollo de la industria textil y la metalurgia. Las principales causas y consecuencias de la Revolución Industrial incluyeron el crecimiento demográfico, las innovaciones agrícolas, el desarrollo del comercio y la aparición de nuevas clases sociales. En España, el proceso de industrialización fue más tardío y menos intenso que en otros países europeos, comenzando principalmente en Cataluña y el País Vasco durante el siglo XIX.
El Movimiento obrero siglo XIX surgió como respuesta a las duras condiciones laborales y la explotación de los trabajadores. Las principales corrientes ideológicas que lo conformaron fueron el marxismo y anarquismo, que aunque compartían la meta de mejorar las condiciones de la clase trabajadora, diferían en sus métodos y objetivos finales. El marxismo proponía la toma del poder político por parte del proletariado y la creación de un estado socialista, mientras que el anarquismo rechazaba cualquier forma de autoridad estatal. Las consecuencias del marxismo y las consecuencias del anarquismo fueron profundas, incluyendo la formación de sindicatos, la obtención de derechos laborales básicos y el desarrollo de movimientos políticos que influyeron significativamente en la historia contemporánea. Las causas del movimiento obrero estuvieron directamente relacionadas con la industrialización: jornadas laborales excesivas, trabajo infantil, salarios insuficientes y condiciones laborales peligrosas.