La expansión imparable del Islam
La cosa se puso complicada para Mahoma cuando los habitantes politeístas de La Meca no aceptaron sus ideas. En el año 622 lo expulsaron de la ciudad, evento que se conoce como hégira. Pero esto no lo detuvo: se refugió en Medina con sus seguidores y desde allí empezó a ganar poder religioso y político.
En el 630, ocho años después de su expulsión, Mahoma logró conquistar La Meca y eliminó el politeísmo. Cuando murió en el 632, ya dominaba toda la península Arábica. Sus sucesores continuaron la expansión de forma espectacular: para el 661 habían ocupado Mesopotamia, Siria, Palestina, Persia y Egipte.
A principios del siglo VIII, el califato ya se extendía por el norte de África, la península Ibérica y la India. ¿Cómo lo consiguieron? Tenían una estrategia muy inteligente: respetaban las creencias locales a cambio de un impuesto especial y ponían fin a las guerras y la corrupción.
Recuerda: El Corán es el libro sagrado del Islam, escrito después de la muerte de Mahoma. Contiene tanto las creencias religiosas como las normas de vida cotidiana de los musulmanes.