El nacimiento y evolución del Islam
Imagínate la península arábiga en el siglo VII: tribus nómadas peleando entre sí, caravanas cargadas de especias y sedas cruzando el desierto, y ciudades como La Meca y Medina convirtiéndose en centros comerciales súper importantes. En este ambiente nació una religión que cambiaría el mundo para siempre.
Mahoma empezó a predicar sobre Alá como único Dios en La Meca, pero los comerciantes ricos no querían cambios. En el año 622, tuvo que escapar a Medina (esto se llama hégira y marca el inicio del calendario musulmán). Desde allí formó un ejército y ocho años después conquistó La Meca, expandiendo el Islam por toda Arabia.
Las enseñanzas de Mahoma se recopilaron en el Corán, el libro sagrado que establece cinco obligaciones básicas: creer en Alá y en Mahoma como su profeta, rezar cinco veces al día, peregrinar a La Meca, ayunar en Ramadán y dar limosna a los necesitados.
💡 Dato curioso: La hégira (huida de Mahoma a Medina) es tan importante que marca el año cero del calendario musulmán, como el nacimiento de Cristo para los cristianos.
El Islam se expandió rapidísimo a través de la yihad o guerra santa. Pasó por tres grandes etapas: el Califato Ortodoxo (632-661) donde los parientes de Mahoma gobernaron desde Medina; el Califato Omeya (661-750) con capital en Damasco y máxima expansión hasta España; y el Califato Abasida (750-1258) con capital en Bagdad, que terminó cuando los mongoles mataron al último califa.