La independencia de las trece colonias norteamericanas y las causas de la revolución francesa 1789 fueron dos acontecimientos históricos fundamentales que transformaron el mundo occidental.
La independencia norteamericana comenzó cuando las colonias británicas en América del Norte se rebelaron contra el dominio inglés. Los colonos estaban descontentos por los altos impuestos y la falta de representación en el Parlamento británico. Tras años de tensiones, la guerra estalló en 1775 con las batallas de Lexington y Concord. Los colonos, liderados por George Washington, y con el apoyo de Francia, lograron su independencia en 1783 mediante el Tratado de París. Este proceso estableció la primera república moderna y democrática, inspirando movimientos independentistas en otras regiones.
La Revolución Francesa, por su parte, surgió debido a múltiples factores sociales, económicos y políticos. Las principales causas de la revolución francesa 1789 incluían la crisis financiera del Estado, la desigualdad social entre los estamentos, y el descontento popular por la escasez de alimentos. Las etapas del proceso revolucionario en Francia se desarrollaron desde la convocatoria de los Estados Generales hasta el periodo del Terror, culminando con el ascenso de Napoleón Bonaparte. La revolución abolió el sistema feudal, estableció la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, y propagó ideales de libertad, igualdad y fraternidad que influenciaron movimientos revolucionarios en todo el mundo. Este proceso transformó profundamente la sociedad francesa y europea, marcando el fin del Antiguo Régimen y el inicio de la Edad Contemporánea.