La Dura Vida de los Campesinos y el Papel de la Iglesia
La vida del campesino medieval era extremadamente dura. Trabajaban desde el amanecer hasta el anochecer siguiendo el ritmo de las estaciones. Toda la familia participaba: los hombres en trabajos de fuerza y las mujeres en el huerto y el cuidado de animales.
Practicaban la agricultura de rotación para no agotar la tierra, dejando parcelas en barbecho. Cultivaban cereales para el pan, legumbres, viñedos y olivos. Era una agricultura de supervivencia donde una mala cosecha significaba hambruna.
La Iglesia marcaba completamente el ritmo de la vida medieval. Las campanas anunciaban las oraciones y los peligros, mientras que las ceremonias religiosas (bautizo, matrimonio, funeral) estructuraban la vida de las personas.
Los cristianos debían cumplir obligaciones religiosas y, si podían, peregrinar a lugares santos como Roma, Jerusalén o Santiago de Compostela. La Iglesia también promovía la "paz de Dios" y la "tregua de Dios" para limitar la violencia.
Dato importante: Una sequía o helada podía arruinar la cosecha de un campesino y llevar a su familia al hambre, mostrando lo precaria que era su existencia.