Los sectores primario, secundario y terciario son fundamentales para la economía española, cada uno con características y funciones específicas que contribuyen al desarrollo del país.
El sector primario comprende todas las actividades económicas relacionadas con la obtención de recursos directamente de la naturaleza. Entre las principales actividades del sector primario se encuentran la agricultura, ganadería, pesca, silvicultura y minería. La agricultura sector primario es especialmente relevante en España, donde los cultivos mediterráneos como el olivo, la vid y los cítricos tienen gran importancia. La importancia del sector primario en España se refleja en su contribución a la economía nacional y en el mantenimiento de las zonas rurales.
Las características del sector primario incluyen su dependencia de factores naturales como el clima y el suelo, la estacionalidad de la producción, y la necesidad de grandes extensiones de terreno. Entre las curiosidades del sector primario destaca que España es el mayor productor mundial de aceite de oliva y el tercer país con más superficie dedicada a la agricultura ecológica en Europa. El sector primario en España emplea aproximadamente al 4% de la población activa y representa cerca del 3% del PIB nacional. Por otro lado, el sector secundario se encarga de transformar las materias primas en productos elaborados mediante procesos industriales. Las características del sector secundario incluyen el uso de tecnología avanzada, la necesidad de mano de obra cualificada y la concentración en zonas industriales. Los ejemplos del sector primario más representativos en España incluyen la producción de cereales, frutas, verduras, ganado ovino y bovino, así como la pesca en las costas mediterráneas y atlánticas. Estas actividades no solo proporcionan alimentos y materias primas, sino que también contribuyen a mantener vivas las tradiciones y la cultura rural española.