Gobierno y sociedad urbana
Las ciudades medievales desarrollaron sus propios gobiernos. Los habitantes elegían concejales que se encargaban de las finanzas, el orden y la justicia, bajo el control del alcalde o burgomaestre. El ayuntamiento guardaba los símbolos de poder: sello, estandarte, archivo y tesoro.
Sin embargo, el poder real acabó en manos del patriciado urbano: familias ricas de comerciantes, banqueros y nobles que controlaban la ciudad como una oligarquía.
La sociedad urbana era muy compleja. En la cima estaba el patriciado urbano (alta burguesía y alta nobleza) y el clero urbano. En el medio, la pequeña burguesía (maestros artesanos y pequeños comerciantes) y la baja nobleza (hidalgos sin fortuna que no podían trabajar).
Abajo estaban los grupos humildes: oficiales, aprendices, criados y mendigos. Las minorías religiosas vivían apartadas en sus barrios específicos, donde desarrollaban actividades como medicina, banca, comercio y artesanía.
Dato clave: La burguesía se convirtió en el nuevo motor económico, pero no siempre tenía poder político proporcional a su riqueza.