Los Reinos Germánicos Transforman Europa
Imagínate Europa como un puzzle gigante que se desarmó completamente a finales del siglo V. Los pueblos germánicos crearon reinos independientes que rivalizaban constantemente entre sí, transformando para siempre el continente.
Los visigodos dominaron el sur de la Galia e Hispania, mientras los suevos se quedaron con Galicia. Los francos controlaron el norte de la Galia, los anglosajones se extendieron por Britania, y los vándalos llegaron hasta el Norte de África después de cruzar España.
Estos pueblos no destruyeron todo lo romano: adoptaron el latín y se convirtieron al cristianismo. Sin embargo, los guerreros germanos se convirtieron en la nueva élite dominante, mientras que los trabajadores urbanos perdieron importancia.
La economía se ruralizó completamente. La agricultura volvió a ser la actividad principal y la vida en el campo superó en importancia a las ciudades. Los campesinos se agruparon en aldeas autosuficientes rodeadas de empalizadas, donde producían casi todo lo que necesitaban.
¡Dato fascinante! Los monasterios se convirtieron en auténticos refugios culturales donde monjes y clérigos conservaron los saberes de la Antigüedad, salvando conocimientos que podrían haberse perdido para siempre.