España en el siglo XVIII: Los Borbones
Con la Guerra de Sucesión Española (1701-1713), llega a España la dinastía de los Borbones, empezando con Felipe V. Este cambio no fue solo de apellido real, sino que transformó completamente la forma de gobernar el país, pasando de los Habsburgo (con sus reinos federados) a un modelo centralista francés.
Felipe V impuso los Decretos de Nueva Planta, aboliendo los fueros e instituciones de Aragón, Cataluña, Valencia y Mallorca. Esto significó que regiones con siglos de autonomía perdieron sus leyes e instituciones propias. Le siguió Fernando VI (1746-1759), que promovió la paz y desarrolló reformas económicas más moderadas.
💡 El reinado de Carlos III (1759-1788) se considera la etapa cumbre del reformismo borbónico en España. Sus políticas ilustradas modernizaron el país, aunque sin tocar las estructuras fundamentales del poder absoluto.
Carlos III, el máximo representante del Despotismo Ilustrado español, impulsó la construcción de caminos y canales, fomentó la agricultura y las artes, reformó universidades y expulsó a los jesuitas, que se oponían a sus políticas. El reinado de Carlos IV (1788-1808) estuvo marcado por la influencia de la Revolución Francesa y el poder de su primer ministro Godoy, terminando en crisis cuando Napoleón invadió España.
En América, las reformas borbónicas intensificaron el control administrativo y fiscal sobre las colonias. Se liberalizó parcialmente el comercio, abandonando el monopolio de Sevilla. Estas medidas, aunque mejoraron la economía, generaron descontento entre los criollos (españoles nacidos en América), que aspiraban a mayor autonomía. Este malestar sería el caldo de cultivo para las independencias del siglo XIX.