Tipos de disoluciones según su concentración
Las disoluciones diluidas son como un té muy suave: tienen poquísimo soluto comparado con el disolvente. Imagínate una cucharadita de sal en un litro de agua.
Por el contrario, las disoluciones concentradas tienen muchísimo soluto. Sería como echar varias cucharadas de sal en ese mismo litro de agua: el sabor sería intensísimo.
Cuando llegamos al límite y el disolvente ya no puede disolver ni un poquito más de soluto, tenemos una disolución saturada. Es como cuando intentas disolver azúcar en tu café y por mucho que remuevas, ya no se disuelve más.
Si sigues añadiendo soluto a una disolución saturada, consigues una disolución sobresaturada. El exceso de soluto se va al fondo del recipiente porque simplemente no cabe más en la mezcla.
Dato curioso: La temperatura afecta muchísimo a la saturación. ¡Por eso puedes disolver más azúcar en café caliente que en frío!