El Nacimiento de la Filosofía Centrada en el Ser Humano
Con la llegada de la democracia en Atenas, la filosofía dio un giro radical. Los filósofos abandonaron las discusiones sobre la naturaleza del período anterior y pusieron al ser humano en el centro de sus reflexiones.
Este cambio, conocido como giro antropológico, surgió porque la democracia ateniense era directa y participativa - muy diferente a nuestra democracia representativa actual. Los ciudadanos necesitaban saber argumentar y convencer en las asambleas para tener éxito político.
Aparecieron entonces los sofistas, pensadores extranjeros que se convirtieron en los primeros profesores de la historia. Cobraban por enseñar retórica: el arte de persuadir con las palabras. Para ellos, lo importante no era encontrar la verdad, sino ganar el debate.
¡Dato curioso! Los sofistas fueron los primeros en cobrar por enseñar, algo que escandalizó a muchos atenienses de la época.
Los sofistas defendían dos ideas revolucionarias: el escepticismo (es imposible conocer la verdad absoluta) y el relativismo (no existe una verdad única para todos). Protágoras lo resumió perfectamente: "el hombre es la medida de todas las cosas".
Gorgias fue aún más radical con sus tres afirmaciones: nada existe, si existiera no podríamos conocerlo, y si lo conociéramos no podríamos comunicarlo. Para él, el lenguaje no servía para representar la realidad, sino para manipular y dominar a otros.
En cuanto a la moral y política, los sofistas distinguían entre physis (lo natural) y nomos (lo convencional). Según ellos, las leyes y normas son solo acuerdos sociales variables, mientras que solo hay dos leyes naturales: buscar el placer y que domine el más fuerte.
Sócrates se opuso frontalmente a estas ideas. Para él, la filosofía debía ser una actividad práctica de diálogo vivo, no palabras muertas en libros. Desarrolló un método de dos fases: la ironía (reconocer nuestra ignorancia) y la mayéutica (encontrar definiciones universales through razón).
Contra el escepticismo, Sócrates defendía que sí podemos alcanzar conocimiento verdadero gracias a la razón universal. Distinguía entre episteme (conocimiento auténtico, universal y racional) y simple opinión subjetiva.
Su intelectualismo moral sostenía que solo quien conoce el bien puede actuar bien. Por tanto, el mal procedía únicamente de la ignorancia - una idea que sigue siendo debatida hoy en día.