Sócrates y el intelectualismo ético
El intelectualismo ético socrático es revolucionario: quien hace el mal simplemente no conoce el bien, porque si lo conociera no actuaría mal. Para Sócrates, es mejor sufrir una injusticia que cometerla, y el fin de la vida es encontrar la felicidad a través del conocimiento.
Su método socrático tenía dos fases. Primero, la fase irónica-refutativa, donde ironizaba y refutaba las teorías de otros. Después, la fase mayéutica (como una partera de ideas), haciendo preguntas hasta que el interlocutor reconocía su propia ignorancia.
Para Sócrates, el alma era la razón y el yo consciente. Identificaba el vicio con la ignorancia y la virtud con el conocimiento. Fue acusado de corromper a los jóvenes y no creer en los dioses, pero cuando iba a ser ejecutado con cicuta, rechazó escaparse por respeto a la democracia.
Platón, su discípulo más famoso, desarrolló el mito de la caverna para describir cómo la mayoría vive engañada por las apariencias, confundiendo las sombras con la realidad.
Legado duradero: La idea de que "una vida sin examen no merece ser vivida" sigue siendo central en la educación y el desarrollo personal.