Teatro y poesía neoclásicos
El teatro neoclásico se convirtió en una poderosa herramienta educativa para los ilustrados. Las obras se caracterizaban por estar escritas en prosa, presentar argumentos verosímiles con conflictos contemporáneos y respetar la famosa regla de las tres unidades: lugar, tiempo y acción. Leandro Fernández de Moratín, con "El sí de las niñas", defendió el derecho de las mujeres jóvenes a elegir marido libremente.
La poesía lírica experimentó cierta decadencia durante este periodo debido al predominio de la razón sobre el sentimiento. Sin embargo, se desarrollaron dos orientaciones principales: la poesía anacreóntica o rococó, que celebraba el amor, el placer y la belleza femenina (representada por Juan Meléndez Valdés), y la poesía cívica o filosófica, cultivada por autores como Gaspar Melchor de Jovellanos.
Los géneros literarios del XVIII reflejan perfectamente el espíritu ilustrado: educar deleitando. A través de sus obras, estos autores intentaban mejorar la sociedad de su tiempo mediante la razón y las nuevas ideas.
🎭 Cuando leas "El sí de las niñas" de Moratín, fíjate en cómo el autor critica los matrimonios de conveniencia y defiende un modelo educativo basado en la libertad, ideas revolucionarias para su época.