Orígenes del Castellano y Préstamos Léxicos
Nuestro idioma es como una gran ensalada de influencias históricas. La base viene del latín, con tres tipos de evolución: las palabras patrimoniales que cambiaron según reglas fijas (como "farina" → "harina"), las cultas que mantuvieron la forma latina, y los dobletes donde una palabra latina generó dos versiones.
Los préstamos léxicos muestran nuestra historia de contactos. Los germanismos llegaron en el siglo V (como "guerra"), mientras que los arabismos nos dieron unas 4000 palabras durante siglos de convivencia.
Más recientemente tenemos galicismos de Francia ("garaje"), italianismos del Renacimiento, americanismos del descubrimiento, y anglicismos de la tecnología actual. Sin olvidar las lenguas peninsulares: catalanismos ("allioli"), galleguismos ("morriña"), vasquismos ("pizarra") y lusismos ("mermelada").
Los neologismos son palabras nuevas de la tecnología, ya sean calcos semánticos (traducciones literales como "balompié") o xenismos (palabras que mantenemos tal como vienen, como "hacker").
Dato curioso: El árabe nos influyó tanto que palabras cotidianas como "alcohol", "algodón" o "aceite" vienen de ahí.