La narrativa literaria se compone de elementos fundamentales que dan vida y estructura a cualquier historia.
El narrador externo observa y cuenta la historia desde fuera, sin participar en ella, mientras que el narrador interno es un personaje que participa directamente en los acontecimientos. Los tipos de narrador interno incluyen el protagonista que narra su propia historia y el testigo que cuenta lo que observa, mientras que entre los tipos de narrador externo encontramos el omnisciente (que todo lo sabe) y el objetivo (que solo cuenta lo que ve).
En cuanto a los personajes, podemos distinguir entre personajes principales y secundarios. Los principales son esenciales para el desarrollo de la trama, mientras que los personajes secundarios apoyan la historia sin ser fundamentales. También existe la clasificación entre personajes planos (que no evolucionan) y personajes redondos (que muestran cambios y complejidad psicológica). Por ejemplo, en los personajes de cuentos infantiles, encontramos personajes planos como las hadas madrinas tradicionales, y personajes redondos como Pinocho, que evoluciona a lo largo de su historia.
La estructura interna y externa de un texto son aspectos cruciales en la composición literaria. La estructura externa se refiere a la organización visible del texto (capítulos, párrafos, estrofas), mientras que la estructura interna abarca el desarrollo de las ideas y la organización del contenido. En una narración, el espacio interno y externo también juega un papel importante: el espacio externo es el lugar físico donde ocurre la acción, y el interno representa el mundo psicológico y emocional de los personajes. Esta dualidad es especialmente notable en los textos argumentativos y poéticos, donde la estructura interna y externa de un poema debe mantener un equilibrio entre forma y contenido para transmitir efectivamente su mensaje.