El Árbol Bronquial y los Alvéolos
El árbol bronquial funciona exactamente como un árbol: los bronquios primarios se dividen en bronquios secundarios (tres en el pulmón derecho, dos en el izquierdo), después en bronquios terciarios, y finalmente en miles de bronquiolos que son como las ramitas más finas.
Los alvéolos son las verdaderas estrellas del intercambio de gases. Son millones de pequeñas bolsitas esponjosas donde ocurre la magia: el oxígeno pasa a tu sangre y el dióxido de carbono sale hacia los pulmones. Su pared es súper fina para que este proceso sea rapidísimo y eficiente.
Cuando subes a lugares altos como montañas, tu cuerpo se enfrenta al reto de la altitud. La presión atmosférica baja (de 760 mmHg a nivel del mar a solo 250 mmHg en el Everest), así que hay menos oxígeno disponible. Tu cuerpo se adapta aumentando la ventilación y produciendo más glóbulos rojos.
El mal de altura puede aparecer desde los 2500 metros con síntomas como dolor de cabeza y fatiga. En casos graves, puede producirse edema pulmonar, donde los pulmones se llenan de líquido. Los buceadores también deben cuidarse de la descompresión rápida, que puede formar burbujas de nitrógeno en la sangre.
Consejo de montañero: Si sientes síntomas de mal de altura, no subas más alto. La clave es ascender gradualmente para que tu cuerpo se aclimate.