Rutas Metabólicas: El GPS de tu Metabolismo
¿Alguna vez te has preguntado qué pasa con ese bocadillo después de comerlo? Tu cuerpo tiene un sistema increíblemente eficiente para procesar todo lo que ingieres.
La glucosa es la estrella del espectáculo energético. Puede venir directamente de azúcares como la lactosa (de la leche), maltosa o sacarosa, que se descomponen gracias a enzimas específicas como la lactasa, maltasa y sacarasa. Una vez que tienes glucosa, tu cuerpo la puede convertir en energía inmediata o almacenarla como glucógeno para usar más tarde.
El ciclo de Krebs (también llamado ciclo del ácido cítrico) es donde realmente se cocina la energía. Aquí es donde el piruvato se convierte en acetil-CoA y entra en una rueda de reacciones que produce NADH y FADH₂, las monedas de cambio energético de tu cuerpo. Cada vuelta del ciclo genera CO₂ como producto de desecho y moléculas ricas en energía.
Dato curioso: Tu cuerpo puede funcionar como una fábrica reversible - puede crear glucosa a partir de otros compuestos cuando no tienes suficientes carbohidratos disponibles.
Los aminoácidos no solo construyen proteínas, también pueden convertirse en energía. La alanina se transforma en piruvato, mientras que el aspartato puede entrar directamente en el ciclo de Krebs. Además, tu hígado usa algunos aminoácidos para producir urea, eliminando así el nitrógeno tóxico de tu sistema.
Las grasas son tu reserva energética de largo plazo. A través de la beta-oxidación, los ácidos grasos se descomponen en unidades de acetil-CoA que alimentan el ciclo de Krebs. Cuando necesitas energía extra o estás en ayuno, tu hígado puede crear cuerpos cetónicos como combustible alternativo para tu cerebro.