Del Clasicismo al Helenismo
El Laocoonte (siglo I d.C.) marca la transición al arte helenístico, abandonando la serenidad clásica por el dramatismo emocional. La obra muestra al sacerdote troyano y sus hijos atacados por serpientes, con rostros que expresan desesperación y dolor real.
Los cuerpos en espiral crean una composición dinámica que atrapa al espectador en la tragedia. La precisión anatómica y la representación de la tensión muscular demuestran el dominio técnico helenístico, más expresivo que el clasicismo anterior.
La Koré del Peplo (530 a.C.) representa el período arcaico, con su característica sonrisa arcaica y frontalidad rígida. Aunque menos naturalista, muestra el camino hacia el realismo posterior, con avances en proporciones y tratamiento de texturas.
Evolución artística: Compara la serenidad del Doríforo con la pasión del Laocoonte para ver cómo cambió el arte griego.