El Periodo Helenístico: Cuando el Arte se Volvió Humano
A finales del siglo IV a.C., tras las crisis políticas y las conquistas de Alejandro Magno, el arte griego experimenta una transformación radical. El periodo helenístico 313−146a.C. abandona definitivamente el equilibrio clásico y abraza nuevas características que lo hacen mucho más humano y dramático.
Las características principales incluyen: orientalización influenciada por las conquistas en Oriente, acentuación extrema del movimiento y el patetismo, predilección por temas fantásticos y escenas cotidianas, y desarrollo de retratos realistas sin idealización que se recrean incluso en defectos físicos y la vejez.
La escuela de Pérgamo se centró en batallas contra invasores galos. El Galo moribundo muestra una figura semi-tendida con anatomía ultra-realista y gran expresividad que transmite dolor y dignidad.
La escuela de Rodas nos dio obras espectaculares como la Victoria de Samotracia y el famoso Laocoonte y sus hijos. Este grupo escultórico de Agesandro, Atenodoro y Polidoro sintetiza toda la inquietud del período con vigor, dinamismo e hiperrealismo impresionantes.
La escuela de Alejandría, en contacto con tradiciones orientales y egipcias, creó la Alegoría del río Nilo, donde un dios-río aparece rodeado de niños que representan sus afluentes.
Cambio de mentalidad: Los helenistas desarrollaron una "preocupación obsesiva por el destino" y un "sentido teatral de la vida" que se refleja perfectamente en sus esculturas llenas de drama y emoción.