La revolución del pensamiento moderno
La Edad Moderna cambió el enfoque hacia el conocimiento. Descartes volvió al dualismo: somos cuerpo (mecánico) y alma (libre). Propuso que el alma se conecta con el cuerpo en la glándula pineal del cerebro. Para él, somos más libres cuando elegimos lo que nuestro entendimiento considera bueno y verdadero.
Hume fue radical: negó que tengamos una identidad fija. Según él, no existe un "yo" constante, solo diferentes sensaciones y experiencias. La memoria crea la ilusión de continuidad, pero no hay una sustancia permanente.
Kant abordó tres preguntas clave: ¿qué puedo conocer?, ¿qué debo hacer?, ¿qué me cabe esperar? Para él, tenemos dos dimensiones: la fenoménica (material, sujeta a las leyes naturales) y la nouménica (libre e inmaterial).
Fundamental: Kant dice que el ser humano es un fin en sí mismo con valor absoluto. Nunca debemos usar a las personas como medio para otros fines.