La música ha evolucionado significativamente a través de diferentes períodos históricos, cada uno con sus propias características distintivas y contribuciones únicas.
La historia de la música en la Edad Media se caracterizó principalmente por el canto gregoriano y la música sacra, desarrollada en monasterios y catedrales. Durante este período, la música era principalmente monofónica y se utilizaba para propósitos religiosos. La notación musical comenzó a desarrollarse, permitiendo la preservación y transmisión de las composiciones. El surgimiento de la polifonía hacia el final de este período marcó un cambio significativo en la evolución musical.
Las características musicales del Renacimiento trajeron consigo una revolución en la forma de componer y ejecutar la música. Este período se distinguió por el desarrollo de la polifonía más compleja, el uso de instrumentos más soficientes y la aparición de nuevas formas musicales como el madrigal. La música secular ganó importancia junto a la música religiosa, y los compositores comenzaron a experimentar con diferentes texturas y armonías. Durante el período del Barroco, la música se volvió más ornamentada y expresiva, con el desarrollo de nuevas formas como la ópera y el concierto. Los autores del periodo del Clasicismo musical como Mozart, Haydn y Beethoven establecieron formas musicales más estructuradas y refinadas, creando obras que equilibraban la emoción con la razón. Sus composiciones se caracterizaron por la claridad, la elegancia y el uso de formas musicales bien definidas como la sonata y la sinfonía. Este período estableció muchos de los fundamentos de la música occidental que conocemos hoy en día.