Los sistemas de numeración son fundamentales para comprender cómo representamos y trabajamos con números en diferentes culturas y épocas.
El sistema posicional regular que usamos actualmente se basa en el valor que tiene cada dígito según su posición. En este sistema, que tiene como base del sistema decimal el número 10, cada dígito multiplica a una potencia de la base según su ubicación. Por ejemplo, en el número 234, el 2 representa 200 porque está en la posición de las centenas, el 3 representa 30 por estar en la posición de las decenas, y el 4 representa 4 unidades.
Los antiguos egipcios utilizaban un sistema de numeración aditivo basado en jeroglíficos, donde cada símbolo tenía un valor específico y se sumaban para formar números mayores. Los números egipcios jeroglíficos incluían símbolos para representar potencias de 10: una línea vertical para el 1, un arco para el 10, una espiral para el 100, una flor de loto para el 1000, y así sucesivamente. Este sistema era menos eficiente que nuestro sistema actual, pero funcionaba bien para sus necesidades cotidianas. Para escribir números grandes, simplemente repetían los símbolos necesarios. Por ejemplo, para escribir 123, utilizarían un símbolo de 100, dos símbolos de 10 y tres símbolos de 1.
En la clasificación de los sistemas de numeración, encontramos también el sistema de numeración multiplicativo, donde algunos símbolos representan números base y otros actúan como multiplicadores. El sistema multiplicativo regular se diferencia del aditivo en que utiliza la multiplicación además de la suma para formar números. La enseñanza de estos conceptos es especialmente importante en la sistema de numeración en primaria, donde los estudiantes aprenden a comprender las diferentes formas de representar cantidades y desarrollan habilidades fundamentales para el pensamiento matemático.