El Realismo y el Naturalismo: La narrativa del siglo XIX
El Realismo surgió en Francia y llegó tardíamente a España debido al conservadurismo impuesto durante el reinado de Fernando VII. Este movimiento se caracterizó por su verosimilitud, los autores se documentaban minuciosamente para reflejar con exactitud la realidad; su contemporaneidad, analizando el mundo que les rodeaba; y sus detalladas descripciones de ambientes y personajes, mayormente de clase media.
La narrativa realista se desarrolló en tres etapas. El Prerrealismo marcó la transición desde el Romanticismo, con autores como Fernán Caballero (seudónimo de Cecilia Böhl de Faber) y su obra "La Gaviota", Juan Valera con "Pepita Jiménez" y Pedro Antonio de Alarcón con "El sombrero de tres picos". La etapa del Realismo pleno tuvo como protagonistas a Benito Pérez Galdós y Leopoldo Alas "Clarín". Galdós destacó con sus "Episodios Nacionales" y atravesó tres fases: las novelas de tesis como "La Fontana de Oro", la narrativa contemporánea como "Fortunata y Jacinta", y la narrativa espiritual con "Misericordia". Clarín, por su parte, brilló con "La Regenta", una crítica a la burguesía provincial.
El Naturalismo, iniciado en Francia por Zola en 1870, llevó el realismo al extremo al incorporar el determinismo biológico y social. En España no llegó a asentarse completamente, pero tuvo representantes como Emilia Pardo Bazán con "Los pazos de Ulloa" y Vicente Blasco Ibáñez con "Cañas y barro".
💡 ¡Dato clave! La novela realista no solo pretendía entretener, sino que funcionaba como un "experimento" de observación social, especialmente en su vertiente naturalista, donde los personajes estaban determinados por su herencia genética y su entorno.