Teatro romántico: Drama, pasión y finales trágicos
El teatro romántico fue la rebeldía hecha espectáculo. Imagínate obras donde se rompían todas las reglas, mezclaban comedia con tragedia, y los protagonistas eran rebeldes apasionados que desafiaban el destino.
Las características fundamentales incluían el rechazo total de las unidades clásicas de tiempo, lugar y acción. Los escenarios se volvieron exóticos y medievales, llenos de misterio. Los protagonistas eran personajes intensos que luchaban contra fuerzas sobrenaturales.
La escenografía espectacular mantenía al público en vilo con juegos de luces y efectos dramáticos. Pero aquí viene lo importante: casi todas terminaban en tragedia, generalmente con la muerte de los protagonistas, mostrando que el amor verdadero y los ideales chocan duramente con la realidad.
Obras imprescindibles que debes conocer: Don Álvaro o la fuerza del sino del Duque de Rivas, El Trovador de García Gutiérrez, y por supuesto, Don Juan Tenorio de José Zorrilla, que todavía se representa cada noviembre.
💡 Dato curioso: Mientras el teatro neoclásico enseñaba moral y razón, el romántico buscaba emocionar y liberar los sentimientos del público.