El final épico: Muerte, venganza y perdón
Todo cambia cuando Patroclo, el mejor amigo de Aquiles, decide ponerse la armadura de su colega para animar a las tropas griegas. La estrategia funciona al principio, pero termina en tragedia: Héctor lo mata en combate, creyendo que luchaba contra el mismísimo Aquiles.
Esta muerte despierta una sed de venganza imparable en Aquiles. Regresa a la batalla convertido en una máquina de matar, y los propios dioses bajan del Olimpo para participar en el conflicto.
La persecución de Héctor alrededor de las murallas de Troya es uno de los momentos más intensos de la literatura. Atenea engaña al héroe troyano haciéndose pasar por su hermano, y Aquiles finalmente logra matarlo. Pero su venganza no termina ahí: arrastra el cuerpo por las murallas, humillando a toda la familia real troyana.
El final te sorprenderá por su humanidad. Príamo, el anciano rey y padre de Héctor, se humilla ante Aquiles besándole las manos para recuperar el cuerpo de su hijo. Este gesto conmueve tanto al héroe griego que acepta el rescate, y la obra termina con una tregua melancólica para celebrar los funerales.
💡 Reflexión: La Ilíada nos enseña que incluso los héroes más feroces pueden mostrar compasión en los momentos más inesperados.