El Naturalismo: Cuando la Literatura se Vuelve Científica
En el último tercio del siglo XIX llegó a España una corriente aún más radical: el Naturalismo, creado por el francés Zola. Esta nueva literatura quería ser completamente objetiva y científica, como si fuera un experimento de laboratorio aplicado a la conducta humana.
Los naturalistas se centraban en personajes del proletariado y ambientes marginales, mostrando las pasiones más bajas de la sociedad. Era una literatura claramente antiburguesa que incomodaba a los sectores conservadores españoles. Emilia Pardo Bazán introdujo estas ideas en España con "La cuestión palpitante".
Los principales autores naturalistas españoles fueron Pardo Bazán con "Los pazos de Ulloa", Galdós con "Fortunata y Jacinta", Clarín con "La Regenta", y Vicente Blasco Ibáñez con "Cañas y barro". Pardo Bazán también destacó escribiendo más de mil cuentos, convirtiéndose en una de las figuras más prolíficas de su época.
💡 Dato curioso: El Naturalismo español nunca fue tan radical como el francés debido al carácter conservador de nuestra sociedad.
Poesía y Teatro Realista: Más Allá de la Novela
Aunque la novela fue el género predilecto del Realismo, también hubo poesía y teatro realistas. En poesía destacaron Ramón de Campoamor con su poesía conceptual y didáctica ("Poética", "Humoradas") y Gaspar Núñez de Arce con su poesía cívica y política ("Gritos de combate").
El teatro realista se dividió en tres tendencias principales. La alta comedia surgió del gusto burgués con autores como Ventura de la Vega. El drama neorromántico tuvo en José Echegaray a su máximo representante. El drama social encontró en Joaquín Dicenta ("Juan José") su mejor exponente.
Este periodo nos regaló algunas de las mejores novelas universales: "Rojo y negro" de Stendhal, "Madame Bovary" de Flaubert, "Oliver Twist" de Dickens, y "Crimen y castigo" de Dostoievski. España contribuyó con obras de carácter universal que siguen siendo relevantes hoy en día.
La literatura realista y naturalista cambió para siempre la forma de entender la literatura, convirtiendo a los escritores en verdaderos analistas sociales de su tiempo.