Neoclasicismo y Prerromanticismo: Dos corrientes literarias
¿Te imaginas una época donde los escritores seguían reglas súper estrictas para crear sus obras? Eso es exactamente lo que pasaba en el Neoclasicismo. Los autores se guiaban por la razón y copiaban el estilo de los clásicos grecorromanos porque los consideraban perfectos.
El buen gusto y el didactismo eran fundamentales - toda obra tenía que enseñar algo útil a la sociedad. Los escritores neoclásicos querían educar al pueblo y mejorar las costumbres a través de la literatura.
Pero hacia finales del siglo XVIII apareció el Prerromanticismo, que fue como una rebelión contra tanta rigidez. Esta nueva corriente reivindicaba la libertad y los sentimientos. Los ambientes se volvieron más oscuros: otoñales, lúgubres y nocturnos.
La soledad y angustia se convirtieron en temas centrales, junto con una naturaleza agreste y salvaje. Cadalso fue pionero de esta tendencia con sus Noches lúgubres, una obra que mezclaba melancolía y dolor.
¡Ojo! Cadalso fue un autor bisagra que escribió tanto obras neoclásicas (Cartas marruecas) como prerrománticas (Noches lúgubres).
Los ensayos también fueron importantes en esta época. Feijoo escribió el Teatro crítico universal con temas útiles y diversos, siempre con finalidad didáctica. Jovellanos destacó con su Memoria sobre educación pública.
El teatro neoclásico respetaba la regla de las tres unidades (tiempo, lugar y acción), defendía la razón y el buen gusto, y no mezclaba géneros. Las fábulas usaban personajes animales para enseñar lecciones morales de forma entretenida.