El Cantar de Mio Cid: Honor y Venganza
El Cantar del Destierro arranca con Rodrigo Díaz expulsado de Castilla por Alfonso VI. Como buen vasallo, acepta su castigo y emprende campañas contra los musulmanes, enviando siempre su parte del botín al rey para recuperar su honra pública.
En el Cantar de las Bodas, el Cid conquista Valencia y derrota al rey Yúsuf, enviando 200 caballos al rey. Consigue el perdón real y la propuesta de matrimonio de sus hijas con los infantes de Carrión.
El Cantar de la Afrenta de Corpes es donde todo se tuerce. Los infantes muestran su cobardía y, por venganza, maltratan y abandonan a las hijas del Cid. La justicia llega en las cortes de Toledo, donde los representantes del Cid vencen, y las nuevas bodas con los infantes de Navarra y Aragón restauran completamente el honor.
La honra es el tema central absoluto: pública (perdida con el destierro) y privada (perdida con la afrenta a sus hijas), ambas recuperadas al final.
Dato curioso: Aunque el Cid existió realmente, las hijas se llamaban Cristina y María, no Elvira y Sol como en el cantar.