El Realismo y sus grandes representantes españoles
El Realismo surge a mediados del siglo XIX como reacción al subjetivismo romántico, en un contexto de consolidación del poder burgués y desarrollo del positivismo. Este movimiento se centró en la observación detallada de la realidad contemporánea, encontrando en la novela su género más representativo.
En España, el Realismo llegó con retraso y sus autores se dividieron en dos tendencias ideológicas: los tradicionalistas (Pedro Antonio de Alarcón, José María de Pereda) defensores de la vida rural y religiosa, y los liberales (Galdós, Clarín, Pardo Bazán, Blasco Ibáñez) partidarios de la modernidad y el progreso.
Benito Pérez Galdós (1843-1920), máximo exponente del realismo español, desarrolló una obra prolífica que incluye novelas de tesis como Doña Perfecta, novelas contemporáneas como Fortunata y Jacinta, y los ambiciosos Episodios nacionales. Su narrativa destaca por el uso del narrador omnisciente, el diálogo y el monólogo interior para explorar la psicología de sus personajes.
Leopoldo Alas "Clarín" (1852-1911) brilló con sus cuentos y especialmente con La Regenta (1884-1885), obra cumbre que narra la historia de Ana Ozores en la ciudad ficticia de Vetusta (trasunto de Oviedo). La novela representa el triunfo de las técnicas realistas y naturalistas, con descripciones precisas de la sociedad provincial y sus asfixiantes normas morales.
💡 La Regenta de Clarín es considerada una de las obras maestras de la literatura española, comparable a obras como Madame Bovary de Flaubert, por su minucioso retrato psicológico y social.
Emilia Pardo Bazán difundió las ideas naturalistas en España con La cuestión palpitante y en novelas como Los pazos de Ulloa (1886), donde retrata sin concesiones la degeneración de una familia aristocrática gallega. Por su parte, Vicente Blasco Ibáñez, conocido como "el Zola español", destacó por sus novelas regionales valencianas como La barraca.