La generación del 98: crítica y renovación novelística
Los noventayochistas eligieron el camino opuesto: en lugar de escapar de la realidad, la criticaron sin piedad. Unamuno era el líder intelectual, junto con Azorín, Baroja y Ramiro de Maeztu (conocidos como "el grupo de los tres").
Sus temas favoritos eran el paisaje castellano como símbolo de España y las grandes preocupaciones existenciales: la vida, la muerte, el paso del tiempo. Su estilo rechazaba la retórica excesiva, prefiriendo una lengua accesible pero con toques arcaizantes.
La novela finisecular se revolucionó completamente. Ya no importaba tanto contar una historia como explorar el interior de un personaje único. Estas novelas eran subjetivas, antirealistas y mezclaban géneros: filosofía, ensayo, lirismo...
Unamuno las llamó "nivolas" y las usó para expresar sus contradicciones sobre religión y vida (Niebla, San Manuel Bueno, mártir). Azorín sustituyó la trama por descripciones en La voluntad. Baroja creó finales abiertos y una visión pesimista de la vida en Zalacaín el aventurero. Valle-Inclán evolucionó del modernismo de las Sonatas al esperpento de Tirano Banderas.
Recuerda: La "nivola" de Unamuno es clave para los exámenes. Es su forma de renovar la novela mezclándola con filosofía y centrándose en los conflictos internos del protagonista.