Los gigantes: Machado y Valle-Inclán
Antonio Machado es probablemente el poeta más querido de esta generación. Su evolución es fascinante: empezó imitando a Bécquer en Soledades, luego se enamoró del paisaje castellano en Campos de Castilla, y terminó filosofando en Nuevas canciones.
La guerra civil lo obligó a exiliarse y murió en Francia, convirtiéndose en símbolo de la España perdida. Sus versos sobre Soria y Castilla son de los más hermosos de nuestra literatura.
Valle-Inclán fue el más innovador teatralmente hablando. Pasó por tres etapas súper diferentes: primero escribió las elegantes Sonatas, luego se metió en la Galicia mítica de las Comedias bárbaras, y finalmente creó el esperpento.
💡 Clave para el examen: El esperpento de Valle-Inclán deforma grotescamente la realidad para criticar España. Luces de bohemia es la obra cumbre de esta técnica.
Su legado eterno
Estos escritores transformaron para siempre las letras españolas. No se conformaron con lamentarse por el "desastre del 98", sino que buscaron soluciones: europeizar España, valorar lo auténticamente español y preguntarse por el sentido profundo de la existencia.
Su influencia llega hasta hoy. Cada vez que un escritor critica España porque la quiere mejorar, cada vez que alguien se pregunta por el sentido de la vida, está siguiendo el camino que ellos abrieron. Los del 98 nos enseñaron que amar tu país a veces significa criticarlo duramente.