Los textos: Azorín y Machado en acción
En "Las nubes" de Azorín vemos perfectamente sus obsesiones. Reimagina a Calisto y Melibea (de La Celestina) 18 años después de casarse. Viven felices, tienen una hija, pero Calixto mira melancólicamente pasar las nubes.
Las nubes se convierten en símbolo del tiempo: "nos dan una sensación de inestabilidad y de eternidad". Son siempre diferentes pero siempre las mismas, como la vida humana. "Vivir es ver volver", dice Azorín: todo se repite en un eterno retorno.
La historia acaba cuando aparece un joven persiguiendo un halcón (igual que al principio de La Celestina) y se encuentra con Alisa, la hija. La historia vuelve a empezar, demostrando esa idea del eterno retorno que tanto obsesionaba a Azorín.
En los poemas de Machado vemos esa doble visión de Castilla. Por un lado, la nostalgia y el amor por el paisaje: "Allá, en las tierras altas, / por donde traza el Duero / su curva de ballesta". Por otro, la crítica feroz a la "España de charanga y pandereta".
Machado contrapone esa "España inferior que ora y bosteza" con "otra España que nace", "la España del cincel y de la maza", una España joven y redentora que debe construir el futuro del país.
Fíjate en: Cómo Azorín usa un vocabulario arcaico ("camarillas", "chambranas", "contray") para crear esa atmósfera de tiempo detenido que tanto le gustaba.