Acto primero: El luto y la tiranía
El primer acto nos sitúa tras el funeral de Antonio María Benavides, segundo marido de Bernarda Alba. A través del diálogo entre la Criada y Poncia, conocemos la dinámica de poder en la casa. Poncia, quien lleva 30 años trabajando allí, aguanta los abusos de Bernarda porque sus hijos trabajan en sus tierras. La Criada, en situación más precaria, expresa su resentimiento hacia el difunto cuando se queda sola.
Bernarda aparece como una figura autoritaria que ejerce control absoluto mediante su bastón, símbolo de su poder. Tras la ceremonia religiosa, expulsa bruscamente a los vecinos del pueblo, demostrando su desprecio por las apariencias sociales. Impone un luto riguroso de ocho años donde todas deberán vestir de negro, estableciendo un régimen de opresión en su hogar.
La tensión aumenta cuando se revela que Angustias, la hija mayor, heredará el dinero del padre y se casará con Pepe el Romano, un joven atractivo. Esto despierta la envidia entre las hermanas, especialmente cuando se sabe que Angustias, de casi 40 años, es descrita como "vieja y enfermiza" mientras que Pepe es joven y apuesto, sugiriendo un matrimonio por interés económico.
⭐ Dato clave: Adela, la hija menor, representa la rebeldía contra las normas opresivas de Bernarda. Su aparición con un vestido verde (color de la esperanza y la vida) contrasta simbólicamente con el negro del luto impuesto.
El acto culmina con la revelación del reparto desigual de la herencia y la primera aparición de María Josefa, madre anciana de Bernarda, quien a pesar de ser considerada "loca", es la primera en advertir que todas las hermanas sufrirán por el amor de Pepe el Romano.