La leyenda de Rómulo y Remo es fundamental para entender los orígenes de Roma y su sistema político. Según la historia de Rómulo y Remo, estos gemelos fueron abandonados en el río Tíber y salvados por una loba que los amamantó. Al crecer, decidieron fundar una nueva ciudad, pero surgió una disputa sobre su ubicación que terminó cuando Rómulo mató a Remo por cruzar las murallas sagradas, convirtiéndose así en el primer rey de Roma.
La monarquía romana se estableció con Rómulo como primer gobernante, iniciando el período de los 7 reyes de Roma. Durante esta época, Roma experimentó importantes cambios políticos y sociales. Cada uno de estos reyes aportó elementos significativos: Numa Pompilio estableció las instituciones religiosas, Tulo Hostilio expandió el territorio, Anco Marcio construyó el puerto de Ostia, Tarquinio Prisco mejoró la infraestructura, Servio Tulio reformó el ejército, y Tarquinio el Soberbio, el último rey de Roma, fue expulsado por su tiranía, dando paso a la República romana.
La transición de la monarquía a la República romana marcó un cambio fundamental en la estructura política de Roma. Las características de la monarquía romana incluían un poder centralizado en el rey, un Senado consultivo y la importancia de las instituciones religiosas. La república, en contraste, estableció un sistema de gobierno más participativo con cónsules elegidos anualmente, sentando las bases para el posterior Imperio romano. Este período de la historia romana demuestra la evolución de sus instituciones políticas y cómo la legendaria fundación por Rómulo y Remo influyó en el desarrollo de una de las civilizaciones más importantes de la historia.