La Oratoria Romana
La oratoria era el género más práctico de todos: buscaba resultados concretos como absolver clientes, cambiar leyes o hacer propaganda política. Era poder puro convertido en arte literario.
Florece en la República (libertad de expresión) y declina con el Imperio (censura). Como género oral, usa vocativos constantes, imperativos y deícticos (audite, cives Romani).
Existen tres tipos de discursos: judiciales (defensa o acusación ante tribunales), deliberativos (políticos, para aprobar o rechazar leyes) y demostrativos (alabanza de personajes importantes).
Cicerón es el rey absoluto de la oratoria romana. Sus obras teóricas (De Oratore, Brutus, Orator) establecen las reglas del género, mientras que sus discursos más famosos son las Verrinas (contra la corrupción de Verres), las Catilinarias (desenmascarando el golpe de estado de Catilina) y las Filípicas (atacando a Marco Antonio).
Quintiliano cierra el ciclo imperial con su Institutio Oratoria, un tratado completo sobre la formación del orador perfecto.
💡 Las tres funciones del orador: Docere (enseñar), delectare (deleitar) y flectere (convencer). ¡La fórmula perfecta de la comunicación!