Introducción a la Lengua Latina
El latín funciona de manera muy diferente al español moderno porque es una lengua flexiva. Esto significa que las palabras cambian su forma constantemente para expresar número, género, persona y muchas otras características gramaticales.
En latín, como en español, hay palabras variables (sustantivos, adjetivos, pronombres y verbos) que cambian según el contexto, y palabras invariables (adverbios, preposiciones, conjunciones e interjecciones) que siempre mantienen la misma forma. Por ejemplo, "fácilmente" o "con" nunca cambian.
Las palabras variables tienen dos partes importantes: la raíz (que nunca cambia) y los morfemas (que sí cambian). Los morfemas son como pequeñas pistas que te dicen el género, número, tiempo y función de cada palabra. En latín, los morfemas también indican algo súper importante llamado caso.
El latín tiene tres géneros: masculino, femenino y neutro. El género neutro es especial porque se usaba para objetos o seres sin vida, como templum (templo). También tiene singular y plural, igual que en español.
💡 Truco: Piensa en los morfemas como etiquetas que te dicen exactamente qué papel juega cada palabra en la frase.
El Sistema de Casos
El caso es el concepto más importante que debes dominar en latín. Los casos son terminaciones especiales llamadas desinencias que indican qué función sintáctica tiene cada palabra en la oración.
En latín hay 6 casos principales:
- Nominativus: indica el sujeto o atributo
- Vocativus: se usa para llamar a alguien
- Acusativus: marca el complemento directo
- Genitivus: expresa el complemento del nombre
- Dativus: señala el complemento indirecto
- Ablativus: indica complementos circunstanciales
Cuando una palabra pasa por todos sus casos posibles, forma lo que llamamos una declinación. En latín existen 5 declinaciones diferentes que aprenderás durante el curso.
💡 Dato curioso: En naturam, la terminación -am te dice inmediatamente que es acusativo, ¡así que sabes que funciona como complemento directo sin pensarlo dos veces!