La crisis imperial y la nueva dinastía
Los siglos XVI y XVII fueron de contrastes para España mientras experimentaba una Edad de Oro cultural con figuras como Cervantes, Lope de Vega y Velázquez, la sociedad sufría epidemias, despoblación y crisis económica. La subida de precios, devaluación monetaria y crisis agraria arruinaron la industria textil y el comercio americano, llevando a numerosas bancarrotas de la Corona.
La muerte sin herederos de Carlos II desencadenó la Guerra de Sucesión Española (1701-1714), un conflicto que enfrentó a Felipe de Anjou contra el archiduque Carlos de Habsburgo, y también al modelo centralista apoyado por Castilla contra el foralista de Aragón. La victoria borbónica en Almansa (1707) aseguró el trono para Felipe V, y los Tratados de Utrecht-Rastatt (1713-1714) le reconocieron como rey, aunque España perdió posesiones europeas.
La llegada de la Casa de Borbón implantó una Monarquía Absoluta centralizada. Los Decretos de Nueva Planta suprimieron los fueros de Aragón, Valencia y Cataluña, imponiendo el sistema castellano. La administración se reorganizó con Secretarios de Despacho que asesoraban directamente al monarca, mientras los virreyes gestionaban las provincias bajo un control más estricto.
👑 Los tres Pactos de Familia entre los Borbones españoles y franceses fueron alianzas estratégicas contra Inglaterra. Permitieron a España recuperar territorios como Nápoles y Sicilia (1733), Parma y Plasencia (1743), y obtener compensaciones tras la pérdida de Florida durante la independencia de EE.UU. (1761).