El Poder Absoluto y el Despertar de Nuevas Ideas
En la mayoría de países europeos reinaba la monarquía absoluta de origen divino. Los reyes concentraban todos los poderes porque se creía que Dios los había elegido directamente. Era como tener un poder total e incuestionable, sin límites ni controles.
Pero Inglaterra fue diferente. Allí desarrollaron la monarquía parlamentaria, donde el rey tenía que compartir decisiones con un parlamento dividido en dos cámaras. Los tories (más conservadores) y los whigs (más liberales) representaban diferentes intereses, creando el primer sistema político moderno con checks and balances.
La Ilustración del siglo XVIII lo cambió todo. Los ilustrados apostaron por la razón frente a la tradición, criticaron la sociedad de su tiempo y creyeron firmemente en el progreso. Su lema era revolucionario: usar la ciencia y la técnica para acabar con el hambre, las enfermedades y las supersticiones.
El despotismo ilustrado intentó reformar el sistema manteniendo el poder real pero mejorando las condiciones de vida. Su famosa frase "todo para el pueblo pero sin el pueblo" resume perfectamente esta contradicción: querían cambios, pero controlados desde arriba.
💡 Clave para entender: La Ilustración plantó las semillas de la democracia moderna, aunque todavía no se atrevían a dar todo el poder al pueblo.