El reinado de Carlos IV y los problemas con Francia

Carlos IV era todo lo contrario a su padre Carlos III: débil, indeciso y completamente dominado por su esposa María Luisa de Parma. En realidad, quien gobernaba era Manuel Godoy, su primer ministro favorito.

El gran problema llegó con la Revolución Francesa en 1789. Los reyes españoles se pusieron nerviosos porque las ideas revolucionarias podían extenderse a España y acabar con la monarquía. Primero lucharon contra Francia para salvar a Luis XVI (primo de Carlos IV), pero cuando lo ejecutaron en 1793, España entró en guerra.

Después de varios fracasos militares, España cambió de estrategia y se alió con Francia contra Inglaterra. Esto fue un error garrafal. La derrota naval de Trafalgar en 1805 destruyó la flota española y España perdió el control de sus colonias americanas para siempre.

💡 Dato clave: Trafalgar no solo fue una batalla naval, sino el fin del imperio marítimo español que había durado tres siglos.

El inicio de la Guerra de Independencia (1808-1814)

Napoleón necesitaba cerrar todos los puertos europeos a Inglaterra con su bloqueo continental. Como Portugal se negaba, firmó con España el Tratado de Fontainebleau (1807) para atravesar nuestro territorio e invadir Portugal. Pero Napoleón tenía otros planes: quedarse con España también.

Mientras tanto, la familia real española estaba hecha un lío. Fernando, el príncipe heredero, conspiró contra su padre Carlos IV y Godoy en el Motín de Aranjuez (marzo 1808). Carlos IV abdicó y Fernando VII subió al trono entre vítores del pueblo.

Napoleón aprovechó este caos familiar para una jugada maestra: convocó a toda la familia real en Bayona (Francia) y mediante chantajes y presiones, consiguió que Fernando VII devolviera la corona a su padre y este se la cediera a Napoleón. Luego puso a su hermano José I como rey de España.

💡 Dato clave: Las Abdicaciones de Bayona fueron legales pero totalmente ilegítimas. El pueblo español nunca aceptó a José I, al que llamaban despectivamente "Pepe Botella".

El desarrollo de la guerra: del 2 de mayo a la victoria

El 2 de mayo de 1808 el pueblo madrileño se levantó contra las tropas francesas. La represión fue brutal (Goya lo retrató en sus famosos cuadros), pero marcó el inicio de la guerra.

Se formaron dos bandos claramente diferenciados:

• Patriotas: la mayoría de españoles que rechazaban la ocupación francesa
• Afrancesados: una minoría de ilustrados y nobles que apoyaban a José I esperando modernizar España

La guerra tuvo tres fases importantes. Al principio (1808) los españoles consiguieron victorias espectaculares como Bailén, donde derrotaron por primera vez al "invencible" ejército francés. Esto obligó a Napoleón a venir personalmente a España.

Entre 1808-1812 Francia controló casi toda la península, pero los españoles desarrollaron la guerra de guerrillas con partidas que conocían el terreno y tenían apoyo popular. Además, Inglaterra envió tropas al mando de Wellington que entraron por Portugal.

💡 Dato clave: La palabra "guerrilla" se inventó en esta guerra y después se extendió por todo el mundo.

El final de la guerra y sus terribles consecuencias

A partir de 1812 la suerte cambió. Wellington y las tropas españolas fueron ganando batallas, José I abandonó Madrid en 1813 y en 1814 se firmó el Tratado de Valençay que acabó con la guerra. Fernando VII regresó como "el Deseado".

Pero España quedó completamente destrozada. Murió medio millón de personas, las ciudades estaban en ruinas (especialmente Zaragoza), y los franceses se llevaron miles de obras de arte. La economía se hundió: la industria catalana quebró, los campos estaban abandonados y la Hacienda española en bancarrota.

Los afrancesados (unas 15.000 personas) tuvieron que exiliarse a Francia junto con las tropas napoleónicas. España perdió así a muchos de sus intelectuales y funcionarios más preparados.

La guerra también fue el inicio de la independencia de las colonias americanas, que aprovecharon el caos para separarse definitivamente de España.

💡 Dato clave: Esta guerra fue la primera "guerra total" de la historia moderna, donde participó toda la población civil, no solo los ejércitos.

Las Cortes de Cádiz y la primera constitución

Mientras se luchaba contra los franceses, los españoles tuvieron que inventar un nuevo sistema político. Al huir la familia real, el poder pasó al pueblo a través de juntas provinciales que se coordinaron en una Junta Suprema Central.

Esta Junta convocó las Cortes de Cádiz (1810-1814), que se reunieron en la única ciudad no ocupada por los franceses. Allí se redactó la Constitución de 1812, conocida cariñosamente como "La Pepa" porque se aprobó el 19 de marzo, día de San José.

La Constitución era revolucionaria para su época. Establecía la soberanía nacional (el poder venía del pueblo, no del rey), la división de poderes, derechos individuales y sufragio universal masculino. Sin embargo, mantenía el catolicismo como religión oficial única.

Los diputados eran mayoritariamente eclesiásticos, abogados y funcionarios que querían modernizar España pero sin romper completamente con la tradición.

💡 Dato clave: La Constitución de 1812 fue imitada por liberales de toda Europa. Su lema "Viva la Pepa" se convirtió en grito revolucionario internacional.

Las reformas liberales: acabando con el Antiguo Régimen

Las Cortes de Cádiz no solo escribieron una constitución, sino que desmantelaron el Antiguo Régimen con reformas radicales:

• Abolición del régimen señorial: los nobles perdieron sus privilegios feudales
• Supresión de la Inquisición: acabó la persecución religiosa
• Eliminación de gremios: se liberalizó la economía
• Desamortización: se vendieron tierras de la Iglesia y nobles
• Supresión de aduanas internas: libre comercio dentro de España

Estas reformas pretendían crear una España moderna, capitalista y liberal. Sin embargo, apenas se pudieron aplicar por la guerra y porque Fernando VII las anuló todas cuando regresó.

El programa de Cádiz se convirtió en la bandera de los liberales españoles durante todo el siglo XIX. Cada vez que conseguían el poder, intentaban aplicar estas mismas reformas.

💡 Dato clave: Muchas de estas reformas no se consolidaron definitivamente hasta la segunda mitad del siglo XIX, más de 50 años después.

El regreso de Fernando VII: el Sexenio Absolutista (1814-1820)

Cuando Fernando VII regresó en 1814, los absolutistas le entregaron el Manifiesto de los Persas, un documento que criticaba todo lo hecho por las Cortes y pedía volver al absolutismo. Fernando VII no se lo pensó dos veces y anuló la Constitución de 1812 de un plumazo.

El Sexenio Absolutista fue un desastre total. Fernando VII demostró ser un rey incompetente que cambió de ministros constantamente sin solucionar ningún problema. La crisis económica se agravó, las colonias americanas se independizaron una tras otra, y los liberales organizaron pronunciamientos militares continuos.

El rey se ganó la oposición de casi todos: los burgueses estaban furiosos por perder las colonias, los campesinos por restaurar el diezmo, parte del ejército por favorecer a los nobles, y obviamente los liberales por la represión.

La situación se volvió insostenible. La Hacienda estaba en bancarrota, el país se desangraba en América, y la tensión social crecía cada día.

💡 Dato clave: La independencia americana durante este periodo privó a España de sus principales fuentes de ingresos, agravando aún más la crisis económica.

El Trienio Liberal (1820-1823): el experimento democrático

El pronunciamiento del coronel Riego en Cabezas de San Juan cambió todo. Un ejército que iba a embarcar hacia América para luchar contra los independentistas se sublevó y obligó a Fernando VII a jurar la Constitución de 1812.

Durante tres años, los liberales pudieron por fin aplicar su programa: suprimieron órdenes religiosas, eliminaron la Inquisición definitivamente, abolieron mayorazgos y el régimen señorial, y crearon el primer sistema educativo nacional.

Pero surgieron divisiones dentro del liberalismo: los moderados querían reformar la Constitución de 1812 porque la veían demasiado radical, mientras los exaltados querían aplicarla íntegramente y acelerar las reformas.

Fernando VII conspiró constantemente contra el régimen liberal, y las potencias europeas absolutistas se alarmaron por el éxito del liberalismo español. En 1823 enviaron los "Cien mil hijos de San Luis", un ejército francés que derrocó a los liberales y restauró el absolutismo.

💡 Dato clave: El Trienio Liberal fue el primer experimento democrático real de la historia de España, pero duró muy poco por la oposición interna y externa.

La Década Ominosa (1823-1833): hacia el final del reinado

Los últimos diez años de Fernando VII fueron especialmente duros para los liberales: muchos fueron ejecutados o se exiliaron, y se restauraron las instituciones absolutistas (excepto la Inquisición, que no volvió).

Pero el absolutismo tampoco funcionaba. Fernando VII tenía oposición por todas partes: los liberales seguían conspirando, y los absolutistas más extremos (llamados "apostólicos") lo criticaban por ser demasiado blando.

La crisis económica continuó sin solución, las últimas colonias americanas se independizaron, y España se convirtió en una potencia de segunda fila en Europa.

Hacia el final de su reinado, Fernando VII intentó algunas reformas tímidas, pero ya era demasiado tarde. Su muerte en 1833 abrió una guerra civil entre su hermano Carlos (absolutista) y su hija Isabel II (apoyada por los liberales), que definió definitivamente el triunfo del liberalismo en España.

💡 Dato clave: La muerte de Fernando VII sin heredero varón provocó el problema sucesorio que desencadenó las Guerras Carlistas y consolidó finalmente el régimen liberal.