La Ilustración española: luces y sombras
La Ilustración llegó a España, pero con características muy particulares. Fue elitista (solo la siguió un grupo reducido de intelectuales) y respetuosa con la religión católica, a diferencia del resto de Europa.
Los ilustrados españoles como Jovellanos, Campomanes, Floridablanca y Aranda criticaron los males del país: la superstición popular, el desprestigio del trabajo manual, los privilegios nobiliarios y eclesiásticos, el atraso científico...
Su solución era la educación como instrumento de progreso. Creían que solo mediante reformas educativas se podría sacar a España del atraso. Pero sus propuestas fueron tímidas porque respetaban el orden político y religioso establecido.
Se fundaron instituciones importantes: las Academias de la Lengua, Historia y Bellas Artes; escuelas técnicas como la de Caminos y Canales; centros de investigación como el Jardín Botánico; y las Sociedades Económicas de Amigos del País.
Reflexión crítica: La Ilustración española fracasó parcialmente porque no se atrevió a cuestionar las bases del Antiguo Régimen: monarquía absoluta, sociedad estamental y poder de la Iglesia.