Los nacionalismos y la unificación italiana
La unificación italiana fue liderada por el Reino de Piamonte, con Víctor Manuel II como rey y Cavour como primer ministro. El proceso se desarrolló entre 1859 y 1870, comenzando cuando Piamonte quiso arrebatar Lombardía a Austria y pidió ayuda a Francia, quien aceptó a cambio de recibir Saboya y Niza.
Entre 1860 y 1861, Piamonte incorporó Nápoles y Sicilia gracias a la expedición de los "camisas rojas" de Garibaldi, un líder nacionalista que luchaba por la unificación. En 1866, se anexionó Venecia (que pertenecía a Austria) y finalmente, en 1870, ocupó Roma, que se convirtió en la capital de la Italia unificada.
El nacionalismo del siglo XIX se manifestó de dos formas principales: como fuerza disgregadora que buscaba la independencia de pueblos sometidos (casos de Grecia, Serbia, Bélgica, Rumania, Montenegro, Bulgaria y Albania) o como fuerza unificadora que buscaba unir territorios culturalmente similares pero políticamente divididos (casos de Italia y Alemania).
¡Dato fascinante! Giuseppe Garibaldi, líder de los "camisas rojas", era un revolucionario idealista que inicialmente tenía ideas republicanas. Sin embargo, acabó apoyando la monarquía de Víctor Manuel II como solución práctica para lograr la unificación, demostrando que a veces el pragmatismo supera a la ideología.