La consolidación del movimiento obrero
A finales del siglo XIX, el movimiento obrero se organizó de forma más sólida. Surgieron sindicatos de masas centralizados que reunían diferentes sectores productivos y tenían miles de afiliados. Las huelgas se convirtieron en herramientas fundamentales de negociación.
Los marxistas crearon partidos socialistas tras el fin de la Primera Internacional. El modelo fue el Partido Socialdemócrata Alemán, que combinaba el objetivo socialista con reformas inmediatas y participación parlamentaria. En España, Pablo Iglesias fundó el PSOE siguiendo este ejemplo.
El anarquismo se dividió en dos corrientes: el anarcocomunismo defendía la "propaganda por la acción" (violencia contra símbolos del poder), mientras el anarcosindicalismo apostaba por organizarse y usar la huelga general como arma revolucionaria.
La Segunda Internacional (1889) agrupó millones de trabajadores reclamando la jornada de 8 horas, abolición del trabajo infantil y extensión de la democracia. También impulsó la organización de las mujeres trabajadoras.
Dato relevante: Estos movimientos obreros del siglo XIX crearon las bases de los derechos laborales que disfrutamos hoy en día.