Liberalismo y nacionalismo: las ideas que cambiaron Europa
El liberalismo político recogía las ideas ilustradas: división de poderes, parlamentos elegidos, sufragio censitario y monarquías parlamentarias o repúblicas. Era la doctrina política de la burguesía.
El liberalismo económico, formulado por Adam Smith, defendía que el Estado no debía intervenir en la economía. Solo la ley de la oferta y la demanda debían regular el mercado. Libertad total para comerciar y producir.
El nacionalismo exaltaba la nación y sus señas de identidad para diferenciarse de los vecinos. Esta idea sería clave en los procesos de unificación de Italia y Alemania, completados en 1870.
Estas ideas provocarían las oleadas revolucionarias de 1820, 1830 y 1848, cuando la burguesía volvió a la carga para conquistar definitivamente el poder. Tras ellas, el absolutismo habría desaparecido para siempre de Europa.
El legado duradero: Aunque los reyes intentaron restaurar el Antiguo Régimen, las ideas de libertad, igualdad ante la ley y soberanía nacional ya habían echado raíces demasiado profundas.