La Crisis Final del Antiguo Régimen en Francia
Hacia 1788, Francia estaba al borde del colapso total. La crisis económica golpeaba durísimo: las malas cosechas encarecieron el pan, aumentó el paro y los campesinos no podían pagar las rentas señoriales.
La burguesía urbana tenía dinero pero seguía sin poder político. Quería libertad económica, igualdad jurídica y participación política, influenciada por las ideas ilustradas y el ejemplo americano.
El Estado estaba en bancarrota. Los gastos militares, de la corte y la deuda eran enormes, pero los ingresos insuficientes porque los privilegiados se negaban a pagar impuestos. Todos los intentos de reforma fiscal fracasaron por su oposición.
La situación era explosiva: el pueblo pasaba hambre, la burguesía quería cambios y el Estado no tenía dinero. Luis XVI se vio obligado a convocar los Estados Generales en 1789, que no se reunían desde 1614.
El momento decisivo: Los cuadernos de quejas recogieron 40.000 documentos con las demandas de todos los sectores sociales.
El Tercer Estado aprovechó para exigir reformas políticas profundas, no solo económicas. Cuando el rey se negó, se autoproclamaron Asamblea Nacional y juraron no disolverse hasta dar una Constitución a Francia. La Revolución había comenzado.