El Ascenso de Napoleón (1799-1814)
Tras el Terror, la burguesía recuperó el control con el Directorio (1794-1799). Restablecieron el sufragio censitario y frenaron las reformas sociales, pero no lograron estabilizar el país.
Napoleón Bonaparte, joven general victorioso, dio un golpe de estado el 9 de noviembre de 1799. Estableció el Consulado, concentrando progresivamente el poder hasta proclamarse emperador en 1804.
Napoleón consolidó los logros revolucionarios moderados: mantuvo la abolición de privilegios y el derecho de propiedad, pero eliminó las libertades políticas y la soberanía popular. Firmó el Concordato con el Papa (1801), restableciendo el catolicismo sin convertirlo en religión oficial.
Su gran legado fue la conquista de Europa. Entre 1804-1812, el Imperio francés dominó gran parte del continente, difundiendo los principios revolucionarios y acabando con el feudalismo en muchos países. Sin embargo, las derrotas en Rusia (1812) y España, junto con las coaliciones europeas, provocaron su caída definitiva en Waterloo (1815).
Legado duradero: Aunque Napoleón restauró cierto autoritarismo, extendió por Europa ideas como la igualdad civil y los códigos legales modernos que perduran hoy.