La Hispania Romana y el Reino Visigodo
La conquista romana duró dos siglos 218−19a.C. y se desarrolló en tres fases. Todo comenzó por la rivalidad entre Roma y Cartago por controlar el Mediterráneo. Primero conquistaron el sur, luego lucharon contra celtíberos y lusitanos, y finalmente Augusto sometió a cántabros y astures.
La romanización transformó completamente la península. Los romanos trajeron su lengua (el latín), sus leyes, sus ciudades y sus impresionantes obras públicas como el acueducto de Segovia o el teatro de Mérida. También implantaron un sistema económico basado en la esclavitud.
Tras la caída del Imperio Romano, llegaron los visigodos en 415 d.C. Al principio vinieron como aliados romanos para expulsar a otros pueblos bárbaros, pero acabaron creando su propio reino independiente con capital en Toledo.
Los visigodos lograron algo increíble: unificar la península por primera vez en la historia. Leovigildo conquistó a los suevos, adoptaron el catolicismo en 589, permitieron matrimonios mixtos y crearon leyes comunes con el Liber Iudiciorum en 654.
Clave para el examen: La monarquía visigoda era electiva, no hereditaria, y el rey se apoyaba en el Aula Regia y los Concilios de Toledo para gobernar.