La Revolución Liberal en Marcha
Las Cortes gaditanas fueron el escenario de un enfrentamiento ideológico que marcó la política española. Por un lado estaban los liberales, defensores de las libertades y la igualdad ante la ley. Por otro, los absolutistas (llamados despectivamente "serviles"), que querían mantener la monarquía absoluta.
Como dominaban los liberales, las Cortes representaron el primer episodio de la revolución liberal burguesa en España. Su objetivo era claro: crear un nuevo modelo de sociedad basado en tres pilares fundamentales del liberalismo.
Primero, la libertad económica: acabar con el régimen señorial y liberalizar la propiedad y el trabajo. Segundo, la igualdad jurídica: eliminar los privilegios feudales para que todos fueran iguales ante la ley. Tercero, un sistema político parlamentario: limitar el poder absoluto del rey mediante una constitución.
Los artículos que conocemos hoy muestran estos principios revolucionarios. La soberanía nacional (artículo 3) significaba que el poder ya no pertenecía al rey por derecho divino, sino a la nación. Se establecía una monarquía moderada con división de poderes: legislativo compartido entre rey y Cortes, ejecutivo del rey, y judicial de los tribunales.
Para recordar: La Constitución de 1812 establecía que España incluía "todos los españoles de ambos hemisferios", reconociendo así a los territorios americanos como parte integral de la nación.