Al-Andalus: evolución política
La llegada del Islam a la Península aprovechó la crisis visigoda cuando Tariq derrotó a Don Rodrigo en la batalla de Guadalete (711). Musa continuó la conquista hasta que los francos detuvieron el avance musulmán en la batalla de Poitiers (732). Al-Ándalus experimentó diferentes etapas políticas:
Durante el Emirato dependiente (711-756), el territorio permaneció bajo la autoridad del califato de Damasco, destacando la rebelión bereber contra los árabes por el reparto desigual de tierras. Abderramán I, último superviviente omeya, fundó el Emirato independiente (756-929), caracterizado por reformas fiscales y saqueos a territorios cristianos.
En 929, Abderramán III estableció el Califato de Córdoba (929-1031), logrando independencia política y religiosa. Este período, especialmente bajo Al-Hakam II, representó el mayor esplendor cultural y económico. Sin embargo, las guerras civiles provocaron su fragmentación en reinos de taifas (1031-1085).
La debilidad de las taifas fue aprovechada por los cristianos, como Alfonso VI con la toma de Toledo (1085). Esto provocó la intervención de los almorávides (1086-1147) y posteriormente de los almohades (1147), que vencieron a los cristianos en Alarcos (1195) pero fueron derrotados en las Navas de Tolosa (1212). Finalmente, el territorio musulmán quedó reducido al Reino de Granada (1238-1492).
Al-Andalus: economía, sociedad y cultura. El legado judío
Al-Andalus desarrolló importantes centros urbanos que se convirtieron en núcleos de comercio y artesanía. Las ciudades musulmanas se organizaban alrededor de edificios característicos como la mezquita, el alcázar, el zoco y los baños públicos.
La economía andalusí destacó por su próspero comercio, facilitado por el uso de monedas de oro y plata. En agricultura, los musulmanes revolucionaron las técnicas de cultivo introduciendo sistemas de regadío y nuevos productos como el arroz. Culturalmente, brillaron figuras como Averroes, Al Juarismi o Ibn Hazam, mientras que en arquitectura sobresalieron la Alhambra de Granada y la Mezquita de Córdoba.
La sociedad se estructuraba según criterios étnicos y religiosos: los musulmanes (divididos en árabes, bereberes y muladíes) ocupaban posiciones privilegiadas, mientras que los no musulmanes (mozárabes y judíos) pagaban impuestos especiales.
Los judíos, que habían sufrido persecuciones durante el período visigodo, encontraron mayor tolerancia bajo dominio musulmán. Se dedicaron principalmente a actividades artesanales, comerciales y administrativas, viviendo en barrios propios (juderías). En 1492, los Reyes Católicos los obligaron a convertirse al cristianismo o abandonar la península.
🔍 Observa: La sociedad andalusí permitió, aunque con limitaciones, la convivencia de diferentes religiones. Esta tolerancia relativa contrasta con períodos posteriores de la historia española.