La Década Moderada (1843-1853)
El pronunciamiento de Narváez trajo diez años de gobierno moderado que transformaron España. La Constitución de 1845 reflejaba perfectamente su ideología: sufragio censitario muy restringido, unidad religiosa y fortalecimiento brutal del poder real.
El Concordato de 1851 con la Santa Sede fue un acuerdo clave que reconocía al catolicismo como "única religión de la nación española". El Estado se comprometía a mantener económicamente a la Iglesia, regulando las desamortizaciones anteriores.
Las reformas administrativas fueron impresionantes: centralización total con gobernadores provinciales, unificación jurídica con el nuevo código penal, reformas tributarias que eliminaron impuestos regionales y creación del Banco de España. En 1849 nació la Guardia Civil para sustituir a la Milicia Nacional.
Sin embargo, los últimos años se caracterizaron por corrupción administrativa y eliminación de libertades civiles, creando un descontento que estallaría pronto.
La Revolución de 1854 y el Bienio Progresista
El descontento explotó en la "Vicalvarada" de 1854, cuando el general O'Donnell se pronunció en Vicálvaro con el apoyo de Cánovas del Castillo. El Manifiesto de Manzanares prometía mejoras en la ley electoral, descentralización administrativa y rebaja de impuestos.
El Bienio Progresista (1854-1856) intentó redactar la Constitución de 1856 "la non nata", que nunca se aplicó. Se aprobó la ley de desamortización general de Pascual Madoz en 1855, que puso en venta bienes municipales y eclesiásticos.
O'Donnell fundó la Unión Liberal, uniendo moderados y progresistas menos radicales, mientras surgía el partido democrático por la izquierda. Sin embargo, las crisis y revueltas en Cataluña, Zaragoza y Levante acabaron con este experimento.
Recuerda: La desamortización de Madoz afectó principalmente a bienes municipales, cambiando la estructura rural española.