El Trienio Liberal (1820-1823): esperanza y división
El Pronunciamiento de Riego del 1 de enero de 1820 cambió el rumbo de España. El coronel Rafael de Riego se negó a embarcar tropas hacia América con barcos de madera rusa defectuosa, proclamando la Constitución de 1812 mientras recorría Andalucía.
La pasividad del ejército y la acción liberal obligaron a Fernando VII a convertirse en monarca constitucional. El nuevo gobierno proclamó amnistía, convocó elecciones y desarrolló una intensa obra legislativa: liquidación del feudalismo, abolición de gremios, libertad de comercio y creación de la Milicia Nacional.
Sin embargo, el gobierno liberal enfrentó serios obstáculos: crisis económica, oposición real mediante el derecho de veto, contrarrevolución absolutista y rechazo campesino. Los campesinos, más pobres e indefensos, podían ser expulsados si no pagaban impuestos de tierra.
Los liberales se dividieron en dos tendencias irreconciliables: moderados (reformas limitadas, bicameralismo, sufragio muy restringido) y exaltados (reformas radicales, unicameralismo, sufragio más amplio). Esta división debilitó gravemente el régimen liberal.
Clave del fracaso: La intervención de la Santa Alianza en 1823 con los "Cien Mil Hijos de San Luis" restauró el absolutismo tras la batalla del Trocadero.